¿Es ético tener un reptil en un terrario?
Es muy triste la situación que viven en este momento la terrariofilia, la avicultura, y otras aficiones que tanto aportan a la conservación de las especies desde el ámbito privado.
Creo que es importante que desde el mundo de la terrariofilia (comercios y aficionados) divulguemos lo que realmente supone nuestra pasión y lo transmitamos a todo el mundo.
Las corrientes ideológicas denominadas “animalistas”, llevan muchos años esforzándose por adoctrinar a la población, por transmitir y contagiar sus ideas, o mas bien su religión. Han sabido coordinarse internacionalmente y han obtenido financiación millonaria para conseguir lo que en este momento están haciendo, influir en los diferentes gobiernos y promover leyes que prohíban la avicultura, la terrariofilia, la cetrería, los zoos, y prácticamente todo aquello que relaciona al hombre con los animales.
Como ya sabréis, para los “animalistas” se debe prohibir entre otras muchas cosas, el mantenimiento de cualquier animal en cautividad, el uso de animales de trabajo, el consumo de carne, … y su objetivo es imponer estas ideas a toda la población.
En España ya sufrimos alguna de estas leyes y otras parece que están de camino.
Por mi parte voy a justificar nuestra pasión, la terrariofilia, y a defenderla como herramienta para proteger las especies y su entorno natural. Se me ocurren principalmente cuatro motivos:
1. La terrariofilia y el contacto directo con los animales genera amor y respeto por la naturaleza:
Los primeros contactos de los niños con animales suelen ser muy impactantes y una influencia muy positiva en su percepción hacia ellos. Pudo ser en el zoo cuando le dejaron tocar una gran pitón, o en una tienda de mascotas donde pudo coger una pogona, o en casa de un amigo amante de la terrariofilia donde contempló un maravilloso terrario de ranitas, en ese momento se planta la semilla y surge el interés por los animales, por conocer su diversidad, su biología… y como consecuencia se genera interés por proteger aquello que te apasiona. No hay forma más eficiente de hacerlo que teniendo ese contacto directo.
En nuestros 18 años como propietarios de ZooPinto, hemos conocido muchos de esos niños, algunos ya adultos, y vemos con satisfacción que son personas con una sensibilidad hacia el medio ambiente muy superior a lo habitual.
2. La terrariofilia ha generado conocimientos y ha desarrollado tecnología.
El mantenimiento en cautividad de anfibios y reptiles es relativamente muy reciente. Hace 60 años no se tenían apenas conocimientos y no se podían ni siquiera mantener vivas en cautividad a la mayoría de las especies. Ni por supuesto pensar en reproducirlas.
Ha sido realmente una labor increíble la que se ha llevado a cabo principalmente por los aficionados privados. Observar, probar diferentes técnicas, experimentar hasta tener éxito, primero en el mantenimiento y luego en la reproducción de cada especie, porque cada especie tiene sus requerimientos y parámetros diferentes…
Todo este desarrollo de conocimientos ha ido acompañado de la aparición de tecnología y productos para alimentación y suplementación, fabricados por muchas marcas, algunas de ellas multinacionales, con especial importancia en los equipos de iluminación de UVB, sistemas de calefacción, y alimentos/piensos específicos. Sin estos productos no sería posible mantener con éxito a la mayoría de las especies. Gracias a la terrariofilia las marcas vieron una buena posibilidad de negocio e invirtieron en I+D. Hoy en día es posible actuar con rapidez con cualquier especie que corra peligro en la naturaleza, manejando una población en cautividad con la seguridad de que se tienen los conocimientos adecuados y la tecnología necesaria.
3. La terrariofilia no provoca sufrimiento.
Cada especie tiene unos requisitos y unos parámetros para poder desarrollar un comportamiento normal similar al que tendría en la naturaleza. Podemos asegurar que para cualquier especie es posible proporcionar estos requisitos y parámetros en cautividad, y que solo el hecho de vivir cautivo no implica sufrimiento ni estrés en un anfibio, reptil o artrópodo. Esto es muy difícil de entender si los humanizamos, algo que hacemos habitualmente, o sea, que nos ponemos en su lugar, lo cual demuestra que empatizamos y que tenemos buen corazón y buenas intenciones, pero que por otra parte es totalmente erróneo porque no entendemos los sentimientos reales de estas especies. Y es que para no humanizarlos deberíamos tener profundos conocimientos de etología (comportamiento animal) y la inmensa mayoría de ciudadanos no los tenemos. A grandes rasgos diremos que si a nuestras ranas o pogona o tarántula, le proporcionamos el rango de temperatura que necesitan, la iluminación adecuada, una buena alimentación, suplementos para que estén sanos y una asistencia veterinaria como es habitual, serán felices y no cambiarían su vida cautiva por la de sus congéneres salvajes, expuestos a peligros, enfermedades, parásitos, depredadores y hambre, y con una longevidad muy inferior por todos estos motivos.
4. La terrariofilia ya no depende de animales capturados.
Hace años, cuando aún no se tenían los conocimientos necesarios para reproducir la mayoría de las especies que hoy mantenemos, un gran porcentaje de los animales que se comercializaban como mascota eran capturados. Estos animales que habían nacido en su hábitat, se adaptaban con dificultad a su nuevo modo de vida y además eran portadores de muchas enfermedades típicas de los animales que viven en libertad. Poco a poco fue cambiando y podemos decir con orgullo que hoy son muy pocas las especies que se siguen capturando y que la terrariofilia ya se puede abastecer de animales nacidos en cautividad que no tienen problemas de adaptación y con una salud perfecta.
Hay que aclarar que cuando se realizan capturas, el impacto de la recolección de estas especies en la naturaleza es mínimo salvo algunas excepciones en algunas especies concretas, y absolutamente incomparable al impacto que supone algunas actividades a las que todos nosotros contribuimos diariamente. Pondré algunos ejemplos como curiosidad:
- Para producir aceite de palma que con toda seguridad estamos consumiendo a diario, se siguen talando y quemando los maravillosos bosques primarios tropicales y sustituyéndolos por monocultivos de palmeras, matando así para siempre las miles de especies que allí viven.
- Para abastecer nuestro consumo habitual de langostinos, se han tenido que crear infinidad de piscifactorías. Las mejores aguas para ello son las salobres, justo donde se encuentran los manglares de todo el mundo, unos ecosistemas con una enorme biodiversidad. En los últimos 30 años la destrucción de manglares ha sido increíble y somos causa directa…
Aunque no apruebo la importación de especies que ya se críen en cautividad, debemos tener en cuenta, que cuando se importan animales, normalmente de países muy poco desarrollados, estamos ayudando a la población rural de ese país y haciendo que aprovechen un recurso que generan sus ecosistemas. Es una buena forma de que estas personas no solo saquen una rentabilidad muy necesaria sino que además se planteen conservar aquellos ecosistemas que les están dando beneficios. El convenio CITES ya se encarga desde hace muchos años de permitir o no la comercialización e importación de las especies teniendo en cuenta si corren o no algún peligro sus poblaciones salvajes. Cuando la población salvaje de una especie es estable y la recolección controlada de ejemplares no la va a poner en peligro, CITES determina que cantidad de ejemplares se pueden recolectar y se permite a ese país obtener beneficios de ese recurso. Es algo “frío” hablar de recurso cuando hablamos de estos animales que son nuestra pasión, pero lo cierto es que si se puede obtener beneficio de un bosque tropical sin tener que talarlo, es más probable que se quiera conservar.
Espero que entre todos podamos frenar esta tendencia que hay en la actualidad y que hagamos frente a las absurdas ideas animalistas tan perjudiciales para la conservación de las especies y del medio ambiente y que ademas son criticadas duramente por biólogos y veterinarios.
No me parece mal que un animalista actúe según sus principios y convicciones pero no creo que deban imponerlo al resto de la población.